Resumen:
En su estado actual, y en el contexto de la globalización, la cultura —como catogoría analítica— problematiza cualquier fenómeno social que pueda ser leído, desde la concepción simbólica, como texto cultural: el arte, la literatura, la vida cotidiana, las prácticas religiosas, las leyes, las costumbres, el cuerpo y las afectividades, los medios de comunicación de masas y los deportes son algunos de sus objetos de estudio.
Sin embargo, luego de la llamada tercera ola democratizadora de los años ochenta, de la celebración por parte de los gobiernos de los quinientos años de la conquista de América en los noventa y ahora frente a los bicentenarios, los movimientos indígenas y afrodescendientes estallaron en contra del racismo histórico de los Estados nacionales latinoamericanos e hicieron ineludible su cualidad multinacional o pluricultural —lenguas diferentes, religiones, prácticas y representaciones del mundo distintas, etcétera— frente al carácter centralizador, totalizante, etnocéntrico y jerarquizante de las prácticas y discursos hegemónicos de los Estados de la región, lo que ha impactado, entre otras cuestiones, en sus Constituciones.
Los movimientos LGBTI+ y los feminismos también han conquistado, en menor o mayor medida, distintos espacios sociales con una fuerte impronta cultural que reivindica sus derechos políticos y condiciones jurídicas institucionales. A todo esto se suma una diversidad de movimientos sociales y ciudadanías emergentes que confrontan los discursos y prácticas hegemónicas de los Estados latinoamericanos y caribeños, ya que apuestan por la reconstitución de sus identidades colectivas fuera de los márgenes institucionales, sea desde formas de organización, protesta y movilización o desde la concreción de productos culturales, todo ello en contextos globales.
Tales complejidades de las realidades sociales han obligado a la (auto)crítica de la práctica investigativa y han dado cauce a la reflexión y la creatividad para explorar metodológica y epistemológicamente otras formas de conocimiento, en un campo transdisciplinario, que polemicen, en este caso, con la sociología de la cultura y los constructos que llamamos América Latina y el Caribe. Sin embargo, a pesar de los avances, persisten agudas desigualdades económicas y continúan ejerciéndose prácticas hegemónicas de discriminación e invisibilización que resultan inaceptables.
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