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El Grupo de Trabajo tiene como objetivo analizar los procesos de integración, la interacción de los Estados y las estrategias de desarrollo de América Latina y el Caribe, dada su estrecha relación como dinámicas generales de la región.
En primer lugar, se abordarán los procesos de integración regional y subregional que han proliferado en América Latina y el Caribe sobre todo desde la década del noventa del siglo pasado. Intentaremos internarnos en estos procesos para ver si avanzaron, se estancaron o retrocedieron siguiendo las pautas de los modelos de regionalismo cerrado (estructuralista), abierto (neoliberal) o semicerrado (progresista). Así mismo, se buscará explicar las causas del predominio del subregionalismo (MERCOSUR, SICA, CAN, CARICOM, AP, ALBA-TCP y los TLC´s) y del bajo nivel de integración económica (Unión Aduanera) y política (nivel intergubernamental), a pesar de que se avanzó en una multidimensionalidad moderada en cada uno de estos procesos. Es cierto que, en el contexto de esta nueva etapa, se ensayó un impulso regional con la creación de la CELAC, que se propuso la convergencia de las dinámicas interestatales regionales e integración regional.
En segundo lugar, es importante analizar la dinámica interestatal y la geopolítica regional contemporánea, donde los gobiernos juegan un rol destacado. Y aquí se debe tener presente que la región, desde inicios del 2000 hasta nuestros días, se ha convertido en un escenario de disputa entre los gobiernos progresistas (predominaron del 2000 al 2015) y los gobiernos conservadores-neoliberales (predominaron del 2016 al 2020). Esta disputa afectó intensamente los procesos de integración regional, los que avanzaron y después retrocedieron. En consecuencia, la región avanzó hacia su autonomía (se distanció relativamente de EE. UU.) y después regresó hacia la heteronomía. Esta disputa no ha cesado y, en los momentos actuales, los gobiernos progresistas se han recuperado parcialmente y han tratado de fortalecer y relanzar la CELAC, la cual también fue debilitada por los gobiernos conservadores, pero finalmente sostenida dadas las ventajas del Foro Bilateral CELAC-China.
En todo este escenario, es importante destacar la ofensiva que Estados Unidos ha desatado contra las iniciativas de integración alternativa en alianza con los gobiernos conservadores. Las consecuencias las conocemos: la UNASUR quedó prácticamente desmantelada y se le intentó reemplazar con el PROSUR; y a la CELAC también se buscó sustituirla por el Grupo de Lima.
En fin, con toda claridad desde, desde el año 2020 tomó forma un segundo ciclo de gobiernos progresistas. El gobierno de México encabezó este nuevo proceso cuando promovió la reactivación y el fortalecimiento de la CELAC, durante los años 2020 y 2021. Así, desde entonces se sumaron un número importante de gobiernos progresistas, como el nuevo gobierno de Lula da Silva en Brasil, lo que permitió volver a reimpulsar el proceso de integración regional.
Pero, el grupo de gobiernos conservadores-neoliberales, que se había debilitado, se ha vuelto a fortalecer con la llegada al gobierno de Argentina del Presidente Javier Milei. Desde entonces, nuevamente el proceso de integración regional se ha visto afectado. Una vez más aparece la discusión sobre los modelos neodesarrollistas y los neoliberales, debatiéndose entre dos perspectivas de desarrollo económico-social. Todo parece indicar, que el consenso entre estas dos corrientes políticas es cada vez más difícil y, de igual manera, un acuerdo para impulsar el proceso de integración regional se presenta como casi imposible. Estamos ante el riesgo de que se produzca una fractura geopolítica en la región.
De esta forma, el GT se plantea analizar y debatir, desde un enfoque transdisciplinario en las Ciencias Sociales, sobre estas dinámicas, pues el desafío es procesar un consenso general capaz de orientar a la región por nuevos caminos, lo que implica reposicionar la región en el mundo, en los dominios multilateral, interregional y bilateral, abriendo todos los canales de la cooperación internacional Sur-Sur y Sur-Norte.
Se trata, finalmente, de debatir el lugar que ocupa América Latina y el Caribe en un contexto de creciente multipolaridad, de crisis del orden unipolar, de colapso ambiental y de la compleja disputa entre Estados Unidos y China.
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